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Pensando el león
como capturar un toro muy corpulento, decidió utilizar la astucia. Le dijo al toro que había sacrificado un
carnero y que lo invitaba a compartirlo. Su plan era
atacarlo cuando se hubiera echado junto a la mesa.
Llegó al sitio el
toro, pero viendo sólo grandes fuentes y asadores, y ni asomo de carnero, se largó sin decir
una palabra.
Le
reclamó el león que por qué se marchaba así,
pues nada le había hecho.
-- Sí que hay
motivo -- respondió el toro --, pues todos los
preparativos que has hecho no son para el cuerpo de un
carnero, sino para el de un toro.